La atmósfera creada en el concierto de inicio de la gira de presentación del último álbum de Nacho Vegas, Mundos inmóviles derrumbándoseel pasado viernes en el teatro Fantasio, en la localidad del occidente asturiano de Navia, fue la de un cuadro prerrafaelista. Fueron los coros de Juliane Heinemann, tan delicados; también, sin duda, la escenografía de Ramón Isidoro; y Joseba Irazoki, con el slide y con el banjo; fue, desde luego, la interpretación de «Hablando de Marlén»… Qué belleza, qué desgarro.
Las canciones de Nacho, claro; tras su crudeza, algunas, todo se conjuró para que el teatro se convirtiera en un jardín prerrafaelista. Todo se conjuró para crear un concierto, por encima de todo, hermosísimo y, algo más por encima, para asistir a una lección magistral de canciones, del artesano oficio de crear una canción.

(Publicado en Nortes. Puedes leer aquí el texto completo).