El nuevo curso promete emociones fuertes. En Oviedo, se ha  imputado a cinco chicos acusados de cometer el delito de usurpación de la sede de la antigua Consejería de Salud, en la calle del General Elorza, ahora en manos de Sedes, constructora en parte pública que ahora deja de serlo, no se nos olvide, manos a las que llegó como consecuencia de la enrevesada y fracasada operación de «los palacios».
Diego, David, Rubén, Pablo y Víctor, los imputados, junto con un montón de personas más, cometieron el terrible delito de hacer del ya algo viejo edificio, marca indeleble de General Elorza, un centro que rezuma actividad social, cultural, creativa; un centro que bulle, donde se puede asistir a todo tipo de manifestaciones de la actividad humana más reivindicativa, más solidaria, más lúdicamente responsable.
Diego, David, Rubén, Pablo y Víctor, los imputados, junto con un montón de personas más, cometieron el terrible delito de mantener limpio un solar en el centro de Oviedo, libre de ratas y de porquería, sin coste alguno para las Administraciones, tan mermados sus recursos y tan malgastados en muchas ocasiones.
Diego, David, Rubén, Pablo y Víctor, los imputados, junto con un montón de personas más, cometen el terrible delito de pedir a la judicatura que investigue la operación de «los palacios», que ha supuesto dispendio de recursos públicos, un edificio megalómano y una parcela, irremediablemente herida desde la destrucción de la estación del Vasco, llena de edificios fantasmas a medio construir.
Quienes nos representan en las instituciones, fundamentalmente en las políticas, pero no solo, parecen preocuparse por el desapego ciudadano respecto a ellas. Parecen preocuparse. Y digo «parecen» porque también parece que no se enteran de las causas de ese desapego.
Puesto que no hacen nada para salvar esa distancia, no hacen nada que sirva de verdad para que percibamos que quienes nos representan, quienes se ocupan de la gestión de lo nuestro están leyendo la realidad, han cogido el ritmo rápido que los acontecimientos de esta nefasta crisis global requieren, se han dado cuenta de que internet y las redes sociales son lugares que van más allá, y tanto que van más allá, de subir un vídeo a YouTube o de posturear acerca del lugar que pretendemos en nuestro pequeño mundo.
Porque el edificio tiene propietarios, que no son sobre el papel Diego, David, Rubén, Pablo y Víctor, los imputados, junto con un montón de personas más, y la norma dice lo que dice acerca de la propiedad, y de Proudhon hablaremos otro día, si se tercia. Pero la vorágine provocada por esta abrasadora crisis requiere flexibilidad, cintura y mentes abiertas: si es que queremos representantes que nos representen, si es que queremos ciudadanía representada, si es que queremos un ventanuco para respirar. Si es que queremos, en fin, sobrevivir.

La ventana de Asturias – Cadena SER – 20 de septiembre de 2013.