De qué valen nuestros impuestos si dejamos sin atención sanitaria básica a quienes están en una situación considerada por los poderes públicos irregular. Qué sociedad somos si en la época de crisis despiadada que solo causa desamparo negamos el acceso a la salud a quienes están en la mayor vulnerabilidad. Qué Gobierno es aquel que actúa con el filo frío de la espada sobre las manos tendidas de quienes solo quieren sobrevivir, aguantar un día más, quizá pensar en que aquí sus hijos, sus hijas, por fin, podrán dejar de ser famélica legión.
El Gobierno que así actúa desde hace ya años es el de España. El mismo que se declara «provida», dice proteger a la indefensa embarazada mientras la trata, en el caso de querer abortar, como una pobrecita enajenada. El que se encomienda a distintas advocaciones para resolver los más variados problemas. Al que le parece normal todo el veneno que vomita Rouco Varela en sus homilías.
Somos una sociedad contradictoria, atropellada por la realidad, mezquina a veces, solidaria tantas.
Somos una sociedad que se organiza y que sustenta a quienes se organizan. Somos una sociedad que aún no ha vencido el miedo al otro, al extranjero, mientras conviven quien abre su casa y el huevo de la serpiente.
Nuestros impuestos no valen nada si no garantizan que el acceso a la sanidad sea universal. Aún recuerdo cuando de niña estudiaba cuándo se había logrado el sufragio universal y nunca nadie me matizó, hasta que me di cuenta de mayor, que el sufragio universal era para los varones con bienes. Esa trampa miope que nos hizo comulgar, tantos años, con ruedas de molino. En España, desde hace ya años, el acceso a la sanidad y, por tanto, a la salud no es universal en todo su territorio. Aunque nos lo digan. Se ha despojado de este derecho a quienes están en una situación a los ojos administrativos irregular. Sin miramientos, con la gelidez de quienes creen habitar el país de las personas salvadas, tratando de excusarse en lo que suponen no demasiados euros dentro de las grandes cifras presupuestarias.
El Gobierno que no ha dejado que se cercene el acceso universal a la sanidad pública y, por lo tanto, a la salud es el de Asturias. También el andaluz. Lo dice Médicos del Mundo. En otras comunidades, han puesto tiritas. En Castilla-La Mancha, mientras su presidenta se pasea con negra mantilla, ni agua.
La sociedad que ha creado y que conforma Asturias Acoge es la nuestra. Asturias Acoge lleva veinte años. Asturias Acoge nos necesita ahora. Más.
Los impuestos, en forma de fondos públicos para rescatar empresas constructoras. La asistencia universal, degollada, por un puñado insignificante de euros. Los donativos a Asturias Acoge desgravan.
¿De qué lado estás?

La ventana de Asturias – Cadena SER – 11 de abril de 2014.