Parece que para Albert Rivera quienes nacimos antes de la democracia no debemos liderar instituciones democráticas. De golpe, nos ha jubilado a un buen montón de personas nacidas antes ¿de 1975, de 1977, de 1978, muerte de Franco, primeras elecciones democráticas en lustros, aprobación de la Constitución? Debió precisar más el líder de Ciudadanos al hacer tal afirmación, que imagino ahora a hombres y mujeres que han nacido en la frontera con afán de servir a la comunidad haciendo política tratando de averiguar qué hacer con su futuro.
Sí, ya sé que, ante la tontería, lo de siempre, que la culpa es del mensajero, que el texto, el contexto y el pretexto, que no se le ha entendido y que los medios, que la culpa de todo tienen.
Pero parece que así no solo opina Albert Rivera o, al menos, también en política, y no solo en el audiovisual y en moda, por generalizar, hay que aparentar lozanía y quitarse patas de gallo para los carteles que recorren nuestras ciudades y ya no valen señales de envejecimiento ni de imperfecciones en la piel y en la mirada varias y, ciertamente, hay transformaciones que me sorprenden por el exceso y será que no tengo ni idea de comunicación social en esta época en que, cada vez que voy a pinchar un clip en YouTube, me encuentro con anuncios que lanzan mensajes tales como que una mujer se mira al espejo no sé qué barbaridad de veces al día para ver si algo ha cambiado en ella. Y me miro, sigo sin pene y con menstruación, no me sale pelo en la barbilla, y me digo que sigo siendo una mujer y que si mirara esa cantidad de veces el espejo para ver si ha cambiado algo en mí no haría más que eso y tres o cuatro necesidades vitales, entonces, lo descarto, y sigo con lo mío y me parece tan raro tratar de transmitir cercanía y sinceridad con imágenes tan retocadas y me parece tan simple pensar que si naciste antes de la democracia no puedes liderar una institución democrática y me parece tal pérdida de tiempo mirarse cientos de veces al espejo para ver si ha cambiado algo en mi rostro y me tranquilizo al ver que no tengo pene, porque a estas alturas de mi vida me daría bastante pereza cambiar de sexo y a ver eso qué repercusiones iba a tener en terrenos muy personales, que, en fin, decido celebrarlo recordando a Antonio Vega, que hace seis años que murió, que estaba lleno de imperfecciones y masacres, frente a las imágenes relamidas, y que, con todo y con eso, o por eso, supo hacer canciones de una belleza casi infinita y que son nuestro espejo, este, sí.

Asturias24 – 13 de mayo de 2015.