Estos días tan nuevos para Cuba, en que la visitan Barack Obama y Mick Jagger, en que la expectativa y la reticencia ponen a la isla una vez más en primera línea de interés informativo mundial, la pequeña isla en que vive un pueblo, en palabras de Silvio Rodríguez escritas hace unos días en su blog con motivo de la presidencial visita, «mitad trabajador, mitad tarambana», estos días, el sábado pasado, al otro lado del mar, en Oviedo, la asociación La Ciudadana organizó un concierto homenaje al trovador, hijo de Argelia y Dagoberto.
Y para rendir devoción al hijo de Argelia y Dagoberto, hijo aún a sus 70 años, hijos todos, hijas todas, hijos e hijas de las canciones de Silvio, de sus letras de amor, a la patria, a los hombres, a las mujeres, a los unicornios, un puñado de obreros de la canción de Asturias, de forma generosa, entregada, profesional y llena de talento, acudieron a la llamada, hecha con coraje, como cantaron Vaudí, Sil Fernández y Gema Fernández en su sublime versión de «A primera vista», de La Ciudadana, aun antes de saber que pronto tendremos al trovador en Gijón, el próximo 10 de abril. Acudieron y el teatro Filarmónica, escenario del concierto, casi se completó para escuchar a cantantes, bandas, guitarras, percusiones y bajos, y sentimos en Marisa Valle Roso, con su presencia y su voz imponentes, la esencia de la música popular, hijas comunes tonada y cante jondo, en «Quién fuera», para desear ser Lennon y McCartney.
Y seguimos sintiendo, antes y después, con Sil Fernández, talento a raudales, que puede tocar el bajo, la guitarra, hacer coros y ser solista y conmovernos de cualquier modo, ahora pensando en la magnífica versión que hicieron ella y Héctor Tuya y Sergio Pevida de «La familia, la propiedad privada y el amor», hija, Sil, de la misma madre que Gema, Cruz Martínez, que se atrevió con esa canción que pertenece al subgénero fundamental de canciones de canciones, «Te doy una canción», canciones que se escriben con las manos de matar, canción «Ya no te espero», en que regresó solo Héctor Tuya de los tiempos venideros, donde sigue habiendo hijos, ciegos, y San Antonio de los Baños, lugar del hijo de Argelia y Dagoberto, se hermanó con Tolivia, en Laviana, se hicieron hijos comunes esos lugares, de otras manos, esta vez, de Los Berrones, con la «Canción del elegido».
Y de Oviedo a Recife, pasando de nuevo por San Antonio de los Baños, para escuchar a Vaudí, hijo de Pernambuco y de Asturias, con la «Pequeña serenata diurna». Y también estuvieron Alberto & García y Julio Perro Blanco y Aníbal Menchaca y los hermanos Pevida y Óscar Santos y Julián Arias. Y el coro internacional antifascista Al Altu la Lleva. Y Jerónimo Granda, como invitado.
Hijos e hijas de las canciones del hijo de Argelia y Dagoberto se subieron al escenario para acompañar el «Ojalá» de Delagua, que es lo mismo que las hijas de la misma madre Sil y Gema, y así acabó el concierto, con el disparo de nieve dibujado por las manos de matar, las manos de matar que nos dan canciones, que obedecemos ciegamente, las manos de matar que también son manos de dar, de dar más de 300 litros de leche que La Ciudadana pidió para los desayunos que se organizan en Oviedo cada mañana, siempre que hay colegio, y que el público trajo generoso al Filarmónica, más de 300 litros de leche para nuestros hijos y nuestras hijas, venidos de las canciones que nos da, cada vez que las escuchamos, cada vez que las cantamos, cada vez que las lloramos, el hijo de Argelia y Dagoberto.

Asturias24 – 23 de marzo de 2016.