Gibor, es decir, Pablo García, el batería de la banda Alberto & García, graba un CD con la duración del viaje. Lo hace cada vez que se van de bolo y el número de canciones se corresponde con las horas en la carretera, de ida adonde sea, de vuelta a Oviedo. Cada vez que se van de bolo, de un viaje a otro no puede repetirse ninguna canción. La escuela de Gibor ha sido la de las gloriosas orquestas de verbena.

Tan precioso, tan preciso, tan perfecto como una tarde en Lisboa, cuando el sol maquilla de sombra naranja el mar.
«Taxi Lisboa».

Alberto & García son siete músicos. Una opción osada para estos tiempos de crisis, de estrecheces, de veintiuno por ciento de IVA. Una decisión por la calidad, por el detalle, por el mimo, por la cocción lenta. Por saber que para que salga ese bizcocho hay que amasarlo con cuidado y no perder de vista, no prescindir de ninguno de sus ingredientes. Al tragar un trozo, nos topamos con un sabor por debajo del resto que se queda atrapado en el paladar y que nos espolea el sentido del gusto. Eso hace Portu Martínez, con su mesita llena de maracas, panderetas y muchas percusiones más, que ponen el sonido preciso, además del de su voz, para subrayar la palabra de Alberto en ese instante.

Te vi cantar, seguir bailando. Canciones tuyas, que son mis manos; canciones tuyas, que son mis manos.
«Rinchera».

La banda es asturiana, formada por músicos jóvenes, pero ya de larga trayectoria aquí y curtidos en escenarios de todo tipo, en formaciones diversas, de la estirpe de los workers in song, «and that was called love for the workers in song, probably still is for those of them left», de los que habla Leonard Cohen en «Chelsea Hotel».

Y cien mil corazones van a darte de cenar y en mi tripa canciones que nunca vas a escuchar. Aquí tienes las flores. Aquí tienes todo lo demás. Y que el pecho te borre, o me dé la otra mitad.
«Ley de gravedad».

Víctor Gil, Vicho, toca el dobro y toca la cigar box guitar, instrumento de cuerda que viene del country hecho con una caja de puros, fabricada esta por algún luthier canario. Vicho me habla de las horas de ensayo, del ensayo en solitario, ensayo del ensayo. Del ensayo también me habla Alberto García. Del ensayo incesante, reiterativo, exhausto. De la búsqueda de la calidad, de la honestidad al ofrecer una obra de arte y de artesanía trabajadísima. La búsqueda de la palabra sin concesiones facilonas, para hablar de lo de siempre, de lo que nos pasa, de lo que sentimos aunque no queramos, del temblor que no podemos evitar al verte, ante nuestra propia extrañeza por el paso del tiempo. Para hablar de la raíz, de saberse en el aire que respiramos, de la tierra, del carbón y del diamante, de los dragones. La palabra encontrada en siete músicos y alguna decena de instrumentos, de cuyas cuerdas y golpeos salen las notas precisas para sentirnos en esa naturaleza, en una suerte de caracola en que la música enmarca la letra que se muestra espléndida dentro de la música.

No me preguntes la hora. Llevo el mapa en los pies. Veo la tierra por proa, capitán. Y ahora quiero ser pez.
«Al revés».

Alberto escribe las letras, hermosísimos poemas, llenos de referencias literarias, en que no hay concesiones al relleno, letras insobornables, en que podemos tropezarnos con pepitas de oro, pequeñas pepitas enterradas en el lecho del río en que se bañan, que van de Luis Cernuda a Virginia Woolf redactando, agotada, La señora Dalloway en la película Las horas.

He venido para ver los mares. He venido para ver si hay aire aquí, y diez mil horas.
«Carbón y diamantes».

Y creo que ya he estado antes aquí, perdona la torpeza, no sé qué hacer ni qué decir. Te guardo las horas, son para ti. Te doy mi planeta, mi manera de sonreír.
«Chacarera».

Alberto & García son, también, Álvaro Masó, eléctrica y voces; Dámaso García, más percusión, y Cristian Leiva, bajo.

Ahora vamos lento, ajustándonos el metro, aprendiendo nada más. Sé que puedo hacerlo, sé que habrá que ser correcto y preciso al caminar.
«Luz y calor».

Alberto & García, con «Carbón y diamantes», ganan la primera edición del concurso La Removida, de Radio Nacional de España, en el año 2013, y cuyo premio es la grabación de un álbum con Sony Music, y con Paco Loco. Este álbum es Ley de gravedad, que el grupo defiende ahora en directo. Son once espléndidos temas, que merecen la pena ser escuchados, uno a uno, pero como conjunto, al modo de los cuentos cuyo sentido pleno cobran cuando se lee la antología completa.

Con diez balas en el pecho me pidieron que me rindiera. (Lo dudo). Hace tiempo que encontré ya la manera de plantarme ante la vida y sus heridas mortales de guerra.
«Diez balas».

Alberto & García es una banda con una voz identificable, fascinante, propia, reconocible. Alberto & García es una banda inserta en una tradición identificable, fascinante, propia, reconocible. Alberto & García es una banda que asume la tradición, la interpreta, la hace suya, la agranda.

Voy a construir una ruta al Sol, hacerme raíz de diente de león y llevarte hasta allí.
«Muros de Berlín».

«The weight», de The Band; pero «Piedra y camino», de Atahualpa Yupanqui, eléctrica. Hay que escucharla.

Para curar las alas solo hay palabras de corazón. Me llena de voz, me llenas de voz. Toda su canción, toda tu canción.
«Como hierba».

Hay directos que nos gustan mucho. Hay directos que nos dejan indiferentes y los hay que nos aburren. Hay directos que nos gustan mucho en los que hay canciones que se elevan y hay trozos en esas canciones que nos elevan. Hay momentos en los directos que nos hacen levitar, al modo de la levitación de nuestros místicos, tan vinculada con el sexo, según dicen algunas interpretaciones. Hay momentos en los directos en que, aunque la sala, el estadio estén abarrotados, se produce una intensísima intimidad entre quien escucha y ve y una canción y una de sus partes, intimidad que nos levanta tres palmos del suelo, intimidad perfecta solo igual a la que se da entre las paredes de un dormitorio, por su modo de aislarnos del resto del mundo, por su necesaria brevedad.

Y cinco minutos y cinco mil años de espera. Para verte feliz, para verte reír empapando la tierra.
«Hilos de luz».

ley de gravedadA veces, les pido algo. Esta vez, vuelvo a hacerlo. Escuchen el álbum Ley de gravedad. Completo, paladeen sus letras, no sobra una canción y son como los relatos de una antología, independientes, pero que alcanzan su sentido cuando se leen al completo.
Si no lo han hecho, escuchen «Hilos de luz». Si tienen ocasión, asistan a un concierto de Alberto & García. Asistan y esperen el momento en que la banda interpreta «Hilos de luz». Esperen al momento en que Alberto pone la coda al estribillo con su armónica. Quizá les pase como a mí, quizá, no, quizá les pase en otros directos, con otras canciones. Si les pasa, si nos pasa, si nos elevamos levitando, si sentimos la intimidad del dormitorio en una sala repleta de gente, debemos agradecer profundamente el trabajo en la música, en la palabra. Debemos agradecer el privilegio de tener los medios materiales y espirituales para sentir la soledad sonora.

El Cuaderno – Número 66 – Marzo de 2015.