Parece que Gallardón, en otro tiempo, tuvo engañadas a algunas personas, que pensaban que era la fiel representación española de la derecha civilizada europea, esa que a veces se añora en España, pensando poco en que aquí, de momento, no es posible, por nuestra particular historia: guerra civil y cuarenta años de dictadura siguen pasando factura, y lo que te rondaré.
Parece que Gallardón representaba el político de derechas culto, ilustrado, liberal y laico, afable con sus adversarios y moderado en sus posiciones. Aun no compartiendo ideología, a algunas personas les resultaba fácil identificarse con él, como víctima, parecía, del ala dura de su partido, él, tan listo y prudente, pobrecito, solo quería dar el salto a la política nacional, tras dejar Madrid con una deuda de locura y el frustrado sueño de unos juegos olímpicos.
Por fin, consiguió su afán de llegar a un ministerio e imagino que habrá despejado todas las dudas, enseñando sin tapujos su cara de engreído y caprichoso niño bien, del que no se mezcla, del que machaca sin piedad, porque siempre hubo pobres y ricos, hasta ahí podíamos llegar, y luego aplaudirá con sonrisa beatífica los rastrillos que en la capital del reino son.
Ley de tasas, justicia para pobres y para ricos, que ha provocado la vista insólita de manifestaciones en la calle de profesionales juristas, tan solemnes, tan togados. Ley de tasas, que, todavía más en tiempos de crisis profunda, convierte el acceso a la justicia en algo elitista y empobrece, también, al abogado de tralla, al pequeño bufete que, con ahínco, con muchas horas, con mucho pasillo en juzgados, trata de salir adelante.
Ley que deja de regular el aborto en su título para proteger los derechos del concebido, del feto, y los de la mujer embarazada. (Por mor de la economía del lenguaje, en el trámite de enmiendas, yo suprimiría la palabra “mujer”, ya puesta, en el título de la ley, pero este es otro asunto). Yo nunca he estado embarazada, pero estoy rodeada de mujeres que sí lo han estado y no me parece que sus derechos hayan corrido peligro y que haya que legislar expresamente para protegerlos.
Ley que nos hace retroceder a los primeros ochenta, que nos aleja de Europa, que nos convierte en tontitas víctimas, con la necesidad de recurrir a un padre padrone que nos decida.
A iniciativa de Mujeres por la Igualdad de Barredos y de la Tertulia Feminista Les Comadres, iniciativa a la que se ha sumado otra mucha gente asturiana y del resto de España, sale de Gijón, el 31 de enero, y con destino Madrid el 1 de febrero, el tren de la libertad, para tratar de parar ese retrógrado retroceso, redundancia de nuevo.

La ventana de Asturias – Cadena SER – 17 de enero de 2014.