Algunos apuntes, solo algunos, acerca del trabajo parlamentario. Sí, del trabajo parlamentario, del trabajo parlamentario. El trabajo parlamentario, que, como todo trabajo, ha de cobrarse y debe cobrarse.
Han de ser necesariamente solo unos apuntes, porque es un trabajo en ocasiones complejísimo política y técnicamente, y esto no pretende ser un minitratado de derecho constitucional, ni yo soy una experta ni este es el lugar, y ha de referirse a nuestro Parlamento autonómico, que recibe el nombre histórico de Junta General del Principado de Asturias.
El Parlamento se reúne en pleno y en comisiones, en sesiones, con excepciones muy tasadas por la norma, públicas y publicadas.
En estas sesiones se atienden asuntos de diversísima naturaleza, pero nada de lo que ocurre en Asturias le es ajeno al Parlamento, pueden creerme. Y hay debates que se alargan en el tiempo porque hay cuestiones que aquí tardamos mucho en resolver.
No pocas veces, los asuntos llegan a la Junta de la mano de colectivos ciudadanos, asimismo, como la materia de las inquietudes, de diversísima naturaleza.
Colectivos que solicitan reunirse con todos o con alguno de los grupos parlamentarios, que acceden. Y muchas veces sus reivindicaciones se traducen en iniciativas parlamentarias que se llevan a pleno o a comisión, y se votan. Y se aprueban.
Quizá les parezca una propuesta poco excitante, pero las comparecencias de personas expertas para informar acerca de las iniciativas legislativas y de planes del Consejo de Gobierno pueden resultar incluso apasionantes, si interesa la materia y los grupos parlamentarios aciertan en la competencia de las personas llamadas a comparecer. Les propongo que, si tienen ocasión, sigan alguna de estas sesiones, pueden hacerlo desde la tribuna en el caso de los plenos, desde la web institucional o, una vez publicados, en los diarios. Recibirán, seguro, información amplia, rigurosa y llena de matices sobre el asunto en cuestión.
Pero los diputados y las diputadas no solo asisten a los plenos y a las comisiones ni solo se reúnen en sede parlamentaria con representantes de variopintos colectivos. También se reúnen entre sí, en reuniones internas de sus grupos o con miembros de otros, para organizar el trabajo, preparar la estrategia y pactar, negociar y, hermoso y reciente verbo sancionado por la Real Academia Española, transaccionar.
Estos encuentros para pactar muchas veces, sí, se celebran con discreción, porque la publicidad prematura puede abortar acuerdos que redundarán en el bien común. No necesariamente es mala la discreción, salvo enajenación momentánea o afán exhibicionista, no nos besamos con la misma intensidad en público que en privado.
Se me acaba el tiempo, son solo apuntes acerca del trabajo parlamentario. Como ven, no de la mente de una constitucionalista, sino de las manos de una conocedora, por el suyo propio, de ese trabajo, del trabajo en la Junta General del Principado, trabajo por el que, por supuesto, hay que percibir un dinero, y que, en esta X Legislatura que ya asoma, ya ha empezado, aun antes de que los miembros de la Cámara hayan adquirido la plena condición de tales.La Junta General, ahora, tan en el foco, que se me ocurrió que podría tener cierto interés recordar o descubrir obviedades cotidianas.
La ventana de Asturias – Cadena SER – 12 de junio de 2015.