En estas páginas, se puede leer un par de textos sobre el segundo ciclo de cine en la calle organizado por la Asociación Vecinal Oviedo Redondo, que transcurrió hace unos días, pero ahora quiero hablar de una pequeña parte del ciclo, de un recoveco, porque creo que merece la pena recordarlo. Y es hablar del concierto de cuatro canciones que, antes de la proyección del documental De un tiempo libre a esta parte, de la directora Beatriz Alonso Aranzábal, acerca de lo que se conoce como «movida madrileña» y que no aborda lo más trillado, ofreció el músico ovetense Héctor Tuya, voz y guitarra eléctrica, acompañado del contrabajista Javier San Marcos y de la flautista Alba García, formato con sus riesgos, y que resultó una pequeña joyita.
Y resultó una pequeña joyita ese concierto brevísimo de cuatro canciones de aquellos años de despertar y de devastación, además de por el formato y las interpretaciones, por la elección, nada obvia, y atendiendo a Madrid y a provincias, por la elección de cuatro grandes canciones, de cuatro autores grandes, José Ignacio Lapido, Jorge Martínez, Santiago Auserón y Carlos Berlanga, o «En el ángulo muerto», «Europa ha muerto», «Historia de playback» y «El hospital».
Las dos últimas, más Enrique Urquijo que las interpretaciones originales. La primera, convirtiendo el trabajo en emoción, a mí me tocó el pequeño privilegio de vivir la de Iván Martínez, fotógrafo unas líneas más arriba, amigo, al escuchar sus primeras letras en la prueba de sonido. Y «Europa ha muerto», del más nuestro de los autores, de Jorge Martínez, Jorge amigo, himno ya por siempre. Cada vez más vigente, a pesar del tiempo transcurrido, reinterpretada, sin coros, más íntima, igual de viva.
Héctor, Javi, Alba, una alfombra que hubo que ir a buscar deprisa a una casa vecina, para vestir algo aquel suelo lleno de cables, las luces preparadas con mimo por Lafu; la silueta de los músicos en la pantalla, a modo de sombra chinesca. La plaza del pueblo para escuchar nuestra biografía en canciones. Los ensayos previos, el ampli que pesa a última hora.
Lapido, Martínez, Auserón y Berlanga, nombres anchos de aquellos años de vivir y de morir. Y de estos años. En sus canciones. En la autoridad cotidiana de Jorge.
La emoción de un amigo en las canciones. El descubrimiento propio. La exquisita selección de Héctor, su lectura de «Europa ha muerto».
Alhajitas, ambrosía, bombones del tiempo delicuescente. Instantes. Canciones.