El amor por la ciudad no es pensar que la ciudad solo se gestiona con amor o que el amor todo lo puede. El amor a veces solo puede regular.
El amor por la ciudad es como el amor por una persona. Mirarla tratando de entenderla, no ponerte por encima de ella, no asumir una posición de poder y tratar de no asumir una posición de sumisión; quererla, aunque no sea la más guapa, la más alta, la más lista: es mirarla del modo you ain’t a beauty, but, hey, you’re alright. Oh, and that’s alright with me.
(Publicado en Nortes el 22 de julio de 2022. Puedes leer aquí el texto completo).