¿Sabes, corazón? Después de quitarnos la casa, la cama y los baños de la estación, después de arrebatarnos la dignidad, después de arrojarnos a las entradas de los garajes que siempre huelen a pis, nos van a multar si pedimos unas monedas, dicen. Lo escuché también esta mañana en el bar, como lo de los váteres.
¿Sabes, corazón? Nos quitan la casa y la cama y tenemos que refugiarnos en los baños y ahora hay que pagar y las monedas que nos dan en la calle tenemos que usarlas para el café y el bizcocho del desayuno y nos arrojan a las entradas de los garajes que siempre huelen a pis y ahora si pedimos monedas nos pueden multar y la dignidad ya la tenemos más que arrastrada y despojada y quitada porque eran la crisis y el paro y las facturas que se deben cuando cierra la fábrica.
¿Sabes, corazón? No sabemos qué nos arrebatarán mañana, cuando pensábamos que lo teníamos todo arrebatado, no sabemos qué nos arrebatarán mañana, cuando pensábamos que ya no tendríamos nada que hacer nuestro, quizá me arrebaten de ti y te arrebaten de mí, quizá nos suban en un tren, en vagones distintos, tren que parta de la estación con los baños de pago, quizá nos suban en un tren, para no molestar, para que no se nos vea, quizá nos obliguen a subir al tren, en vagones distintos, por las buenas costumbres y el escándalo público, por expulsar la basura, y nos lleven lejos, en vagones distintos, fuera de su vista, fuera de la vista, y ya, nunca más, yo me haré tuya y tú te harás mío.
(En homenaje a la clocharde de Rayuela, si es que aún vive en París).