Hace tres temporadas de programa, Begoña Piñero Hevia, la presidenta de la Tertulia Feminista Les Comadres, le propuso mi nombre a la directora de informativos de esta casa, Guillermina Caso, conductora de este programa, para participar con un comentario semanal. Guillermina habló conmigo y yo acepté el reto, el reto de hablar una vez a la semana durante dos minutos, la tarde de los viernes, cuando el fin de semana empieza a asomar, de lo que quisiera, de alguna forma ligado a la realidad asturiana.
Reto porque nunca había hecho estrictamente columnismo ni había tenido una obligación de escritura semanal. Pero no lo dudé, esto me obligaba a disciplinarme y a esforzarme, a saber de qué hablar y a hablar bien, que significa escribir bien. Begoña ya me había dicho que las mujeres teníamos menos oportunidades de voz y que había que subirse al lomo de las que surgían.
Tuve la osadía justa para aceptar el reto y el respeto suficiente al medio hablado para esforzarme todo lo que supe. Y ahora, ciento siete comentarios después, me despido de ustedes, con el fin de este curso.
Hay cierta tendencia a pensar mal, a buscar tres pies al gato, y ni me echan de esta casa ni me voy por sentirme a disgusto. Me voy con un agradecimiento grande y con bastante pena. Dejo el saludo semanal a Guillermina y a Josu, dejo la compañía en las ondas de Rubén Medina y de Carmen Moreno, dejo la costumbre de subir el comentario, una vez contado, en forma escrita a la web, dejo de recibir el mensaje de «Belén, te escuché en el taxi, por la voz me parecías tú», en el taxi, en el coche, en casa… Dejo de escribir con la disciplina que marcan las semanas, ese viernes de no dudar, del enamoramiento, porque así nos lo dice Robert Smith, pero escuchen, si tienen ocasión, la versión de «Friday I’m in Love» de Yo La Tengo.
He aprendido mucho estos tres años, golpeándome en la cara cosas para hablar de ellas o hurgando para encontrarlas. He aprendido mucho de esa patria que llevamos incrustada que es el idioma. Y ahora es el momento de seguir por otros lugares, para evitar el acomodo, para deambular por otros territorios, para asumir el reto de la escritura sin la disciplina de la semana.
Para evitar cansarles a ustedes, que me escuchan.
No he faltado a ninguna cita porque no hay mayor reto que cumplir con la palabra dada. No he tenido ninguna cortapisa, ninguna indicación, ninguna recomendación. He tenido libertad de voz absoluta, he procurado no morderme la lengua y nadie me ha pedido que lo haga.
Solo me queda agradecerles su escucha. Y mis últimas palabras han de ser de decir el privilegio que ha supuesto trabajar con la competencia enorme y la calidez de Guillermina Caso.

La ventana de Asturias – Cadena SER – 1 de julio de 2016.