Creo que hay cosas que hay que seguir contando porque hay cosas que deben saberse porque tener la oportunidad de relatar no se puede desperdiciar y, como sabrán, y si no lo saben aquí me tienen para contárselo, damos desayunos en Oviedo, gratuitos, a los chicos y a las chicas antes de ir a colegios e institutos, y tenemos un almacén, que es un local que nos ceden las hermanas Feito, y el almacén, como los desayunos, es dúctil y flexible y se adapta a lo que necesitemos, que no están los tiempos para digestiones pesadas, y el almacén es, eso, almacén de alimentos y punto de recogida de donativos y lugar de reparto de alimentos y local de ensayo y sede de la recepción de Aliatar y su asistente y lugar donde dar información sobre lo que hacemos y esta tarde se ha transformado en peluquería porque hay la buena gente de la que habla Machado, que camina, y la buena gente que camina nos cede el almacén y nos dona alimentos y hace posible que vengan Aliatar y su asistente y transforma el almacén en peluquería porque hay una peluquera, con un tatuaje precioso en uno de sus brazos, que ha querido dar lo que mejor sabe hacer, que es cortar el pelo, y el almacén se ha convertido en un salón de peluquería, como los buenos salones de peluquería, con conversaciones cruzadas y vivas, con el ruido de las tijeras, con el pelo en el suelo que luego se barre, en la mejor tradición de las peluquerías y de las barberías, en la mejor tradición de la solidaridad mezclada con risas y con canciones y con lágrimas, de tristeza transformadas en emoción, con una peluquera que ha traído todo el cariño de sus compañeras, en un rincón de la hermosa ciudad, la hermosísima ciudad, un viernes por la tarde, como tantos viernes por la tarde, en los rincones de las hermosas ciudades, las hermosísimas ciudades, en la intimidad que se crea en las peluquerías, en las barberías, en el privilegio de vivir esto, en el privilegio de la solidaridad, del compañerismo, de amistades impensables hace nada, de viernes compartidos impensables hace nada, en el privilegio de pelear para sacar comida de debajo de las piedras, si es necesario, para esas criaturas, en el privilegio de no recibir nunca un mensaje en que se solidaricen conmigo por robar a manos llenas, por ser un compi yogui.
La ventana de Asturias – Cadena SER – 11 de marzo de 2016.