La sala de conciertos La Salvaje, en la ovetense calle de Martínez Vigil, tras diez años de camino, cierra definitivamente sus puertas este último fin de semana de junio. El contrato de arrendamiento del local cumple su plazo y la propiedad del edificio lo vende, ese viejo edificio desde el que se adivinan tanto el monte Naranco como la torre de la Catedral, símbolos protectores de este pequeño lugar del mundo.
David, Marcos, Ángela, Alejandro dicen adiós al refugio que levantaron estos años y que nos ofrecieron, para ir a conciertos, desde luego, pero para mucho más: para organizarlos, para sentarnos en la barra y charlar con ellos, para compartir el sofá con una amiga a la que hacía tiempo que teníamos ganas de ver, para hablar con aquel músico y consultarle que qué le parece ese concierto que empieza a llamar a las puertas de nuestro cerebro, de nuestro corazón, de nuestras tripas…

(Publicado en Nortes el 27 de junio de 2025. Puedes leer aquí el texto completo).