Escribo estas palabras cuando Leonard Cohen celebra su cumpleaños, con su voz de banda sonora, escuchando sus canciones de modo aleatorio, siempre después de «So Long, Marianne», la canción de las canciones, y me encuentro con «Going Home», un texto en que Cohen habla de sí mismo, se cita, se interpela, se riñe, y, al hablar de la vuelta a casa, sin penas, sin cargas, veo imágenes de tanta gente huyendo de casa, que llena el corredor de la huida de Siria, también de Irak o de Afganistán, y quieren venir a la Europa en donde asoman signos de decrepitud, y esas gentes nunca volverán a casa, démosles aquí casa, casa que va más allá de vivienda decente, démosles casa, vecindario, alimento, idioma, red social, enseñémosles nuestras calles, nuestros comercios y nuestros lugares de reunión, démosles casa con una caricia en la mejilla o con un apretón de manos, combatamos los discursos xenófobos y atiborrados de prejuicios y de mentiras, «primero los de aquí», «somos un país con pocos recursos», ese horror que surge, como si fueran situaciones comparables, la de «los de aquí» y la de «los de allí», la comparación es tan odiosa, tan falaz, tan miedosa, tan xenófoba, que no puede pensarse que se puede rebatir con argumentos que tengan dos dedos de solidez, mejor seguir desgañitándonos, sin dejar de mirar de reojo el nido de la serpiente, pero mejor seguir desgañitándonos en la exigencia, en la pequeñísima potencia de nuestros gritos, de que de una vez por todas ordenen esto los señores y las señoras que tienen capacidad para ello y podamos quienes miramos de reojo el nido de la serpiente empezar a acariciar rostros, que no, que no es un ataque de buenismo bobalicón, que hay que hacer todo lo demás, pero también acariciar rostros, para dar calor, junto con el calor de vivienda decente y con calefacción y con té, y cuando Leonard Cohen habla de cómo vuelve a casa, sin cargas, sin pena, en algún momento mañana, al lugar donde se está mejor, primero tienen que llegar, pero probablemente si llegan volverán a casa muy pocos, si hay casa donde volver, si hay vecindario, ciudad, familia, y acaso volverán, como aquí volvieron, pocos, ancianos, desarraigados, tarde, nunca.

Asturias24 – 23 de septiembre de 2015.