Me despido hasta el mes de agosto. Me voy de vacaciones un mes y les dejo descansar de estas cosas que se me ocurren. Pocas serpientes de verano reptarán porque no son necesarias. Hay actualidad nutrida, variada, inquietante y apasionante como para no tener que recurrir a historias estivales perezosas.
Viajo a la República Islámica de Irán vía Estambul porque no hay sentimiento más conservador que el miedo. Sí, además de que ya el Ministerio de Asuntos Exteriores, en su web, manifiesta que ninguna región del mundo está libre de la amenaza terrorista, no hay sentimiento más conservador que el miedo o, más bien, no hay sentimiento que haga que venza la reacción más eficaz que el miedo, y, si hablamos de regiones del mundo, Oriente Medio está entre las que más convulsiones provocan, a la vez que resulta apasionante y atractivísima, por su historia plagada de viaje, para conquistar, para guerrear, para vender, para descubrir.
Con el yihadismo exacerbado y brutal, y haciendo un alarde de simplificación o de mera descripción de una realidad, en su vida cotidiana también complejísima, con las complejidades propias de la vida cotidiana en estos tiempos estafadores, tras las noticias de las muertes en Francia, Túnez y Kuwait, pasamos la tarde en un rincón de Oviedo, en unos veinte metros cuadrados, hablando de religión y de comida, repartiendo alimento y hablando del Ramadán, con practicantes musulmanes en distintos grados y de distintos países, hombres y mujeres, edades y etnias diversas, y, así, se dio en un mismo día, en una experiencia vital ovetense, la vida y la muerte, bordadas en la boca, la boca que come, que besa y que grita frases alucinadas en nombre de Alá.
Me despido hasta el mes de agosto. Muchas gracias por haberme leído hasta aquí. Así, puedo decirles que hace cuatro años, en un día calurosísimo, se murió Ramón Quesada, socialista ovetense, marxista, inteligente, guasón, intelectual y brillante. Oviedo se vació algo y Ramón no llegó a tiempo para saber el reto de estos cuatro años que nos quedan por delante. Yo aún necesito su consejo. Para drogarme contra el desasosiego, escucho, una y otra vez, Thunder Road.
Viajo a la República Islámica de Irán vía Estambul porque no hay sentimiento más conservador que el miedo. Sí, además de que ya el Ministerio de Asuntos Exteriores, en su web, manifiesta que ninguna región del mundo está libre de la amenaza terrorista, no hay sentimiento más conservador que el miedo o, más bien, no hay sentimiento que haga que venza la reacción más eficaz que el miedo, y, si hablamos de regiones del mundo, Oriente Medio está entre las que más convulsiones provocan, a la vez que resulta apasionante y atractivísima, por su historia plagada de viaje, para conquistar, para guerrear, para vender, para descubrir.
Con el yihadismo exacerbado y brutal, y haciendo un alarde de simplificación o de mera descripción de una realidad, en su vida cotidiana también complejísima, con las complejidades propias de la vida cotidiana en estos tiempos estafadores, tras las noticias de las muertes en Francia, Túnez y Kuwait, pasamos la tarde en un rincón de Oviedo, en unos veinte metros cuadrados, hablando de religión y de comida, repartiendo alimento y hablando del Ramadán, con practicantes musulmanes en distintos grados y de distintos países, hombres y mujeres, edades y etnias diversas, y, así, se dio en un mismo día, en una experiencia vital ovetense, la vida y la muerte, bordadas en la boca, la boca que come, que besa y que grita frases alucinadas en nombre de Alá.
Me despido hasta el mes de agosto. Muchas gracias por haberme leído hasta aquí. Así, puedo decirles que hace cuatro años, en un día calurosísimo, se murió Ramón Quesada, socialista ovetense, marxista, inteligente, guasón, intelectual y brillante. Oviedo se vació algo y Ramón no llegó a tiempo para saber el reto de estos cuatro años que nos quedan por delante. Yo aún necesito su consejo. Para drogarme contra el desasosiego, escucho, una y otra vez, Thunder Road.
Asturias24 – 1 de julio de 2015.